El nuevo material, podría proporcionar un medio respetuoso con el medio ambiente para el enfriamiento de centrales termoeléctricas, que actualmente requieren grandes cantidades de agua y electricidad para mantener las temperaturas óptimas de funcionamiento para su maquinaria.
Este nuevo material mide apenas 50 micrómetros de grosor, ligeramente más grueso que el papel de aluminio de la cocina y económicamente puede fabricarse en rollos, lo que lo convierte en una tecnología potencialmente viable a gran escala para aplicaciones residenciales y comerciales.
El material se aprovecha del enfriamiento radiactivo pasivo, el proceso natural por el cual los objetos emiten calor en forma de radiación infrarroja, sin consumir energía.
“Sólo con 10-20 metros cuadrados de este material en el techo podrían enfriar una casa unifamiliar en verano” Tan Gang.
Además de ser útil para la refrigeración de los edificios y las plantas de energía, el material también podría ayudar a mejorar la eficiencia y vida útil de los paneles solares. Con la luz directa del sol, los paneles pueden recalentarse a temperaturas que dificultan su capacidad para convertir los rayos solares en electricidad. Sólo mediante la aplicación de este material a la superficie de un panel solar, podemos refrescar el panel y recuperar un 1-2 % de eficiencia solar. Lo que a gran escala es una cantidad considerable.
Los ingenieros han solicitado una patente para esta nueva tecnología y están trabajando para explorar potenciales aplicaciones comerciales.
Los autores de la nueva investigación son Zhai Yao, Yaoguang Ma, Dongliang Zhao, Sabrina David, Runnan Lou y H.J. Smead.
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